ASTORIA
Cuando vengo de vuelta desde el submarino con la maquina entre las manos, veo que Oscar ya no se encuentra en el lugar en donde nos separamos y en su lugar se encuentra el pequeño profesor que tirita de una forma que da lastima, lo que pasa es que este pequeño estudiante esta mas acostumbrado a los climas calidos y ya la lluvia para el es algo desconocido, por lo que el viento que siempre hay en Lorient junto con las amenazadoras nubes de lluvia no debe ser algo de su agrado, tambien tiene una expresion de perdido y mi llegada lo alivia un tanto, creo que los hombres de su seccion (torpedos) le hicieron una broma pues me cuenta que lleva mucho rato en el lugar y que se encontro con Oscar quien le dejo el recado de que me fuera a encontrarlo a la mesa coja, que segun el es el unico bar con decencia en este cochino puerto, asi pues invito a Claudio a que vaya conmigo para dar mas facil con el lugar y para no sentirme tan solo entre los Franceses, llevamos asi varias cuadras avanzadas hasta que al pasar frente al fino restaurante Astoria se siente como si una gran batalla se llevase a cabo en su interior, en eso, una de sus lujosas puertas de cristal se abre violentamente y un todavia engominado garzon sale despedido cayendo estrepitosamente en el suelo y dando un par de vueltas antes de levantarse asustado, nos mira perplejo al reconocer a mas individuos con el mismo uniforme y se aleja corriendo, al entrar para ver que pasa vemos a nuestro buen Oscar, echado hacia atras en una silla y con sus dos pies desnudos sobre la mesa exigiendo que le traigan mas caldo entre los eruptos que enviaba mientras bebia una y otra cerveza con vodka, al acercarnos nos mira resoplando y exclama: Mierda, se han perdido la diversion, deberian haber visto la cara de estos mugrosos cuando me saque los zapatos, por mas que les di a entender que me habia lavado el mes pasado no quisieron escuchar razones y querian echarme pero les di a entender que era un buen chico y que era mejor que me dejaran tranquilo para poder terminar este pequeño bocado. Mientras decia esto le arrancaba la pierna completa a un cerdo que se supone seria la delicia del restaurante ese dia, al entender nosotros que lo mejor seria irnos antes que llegaran los policias militares le dijimos que andabamos apurados por llegar pronto a la mesa coja, esta vez Oscar no puso ninguna objecion y antes de irnos grita al cocinero y a los otros garzones que estaban atrincherados junto a un par de clientes en la cocina que volveria en la noche por su postre.
Fue asi como llegando a llorar de risa nos fuimos y al llegar a la esquina casi nos atropella el carro de la gendarmeria que se dirigia raudo al local, poniendo mucho esfuerzo logramos calmar con el profesor a Oscar, quien queria volver al local a golpear a los dogos de la policia.
Cuando vengo de vuelta desde el submarino con la maquina entre las manos, veo que Oscar ya no se encuentra en el lugar en donde nos separamos y en su lugar se encuentra el pequeño profesor que tirita de una forma que da lastima, lo que pasa es que este pequeño estudiante esta mas acostumbrado a los climas calidos y ya la lluvia para el es algo desconocido, por lo que el viento que siempre hay en Lorient junto con las amenazadoras nubes de lluvia no debe ser algo de su agrado, tambien tiene una expresion de perdido y mi llegada lo alivia un tanto, creo que los hombres de su seccion (torpedos) le hicieron una broma pues me cuenta que lleva mucho rato en el lugar y que se encontro con Oscar quien le dejo el recado de que me fuera a encontrarlo a la mesa coja, que segun el es el unico bar con decencia en este cochino puerto, asi pues invito a Claudio a que vaya conmigo para dar mas facil con el lugar y para no sentirme tan solo entre los Franceses, llevamos asi varias cuadras avanzadas hasta que al pasar frente al fino restaurante Astoria se siente como si una gran batalla se llevase a cabo en su interior, en eso, una de sus lujosas puertas de cristal se abre violentamente y un todavia engominado garzon sale despedido cayendo estrepitosamente en el suelo y dando un par de vueltas antes de levantarse asustado, nos mira perplejo al reconocer a mas individuos con el mismo uniforme y se aleja corriendo, al entrar para ver que pasa vemos a nuestro buen Oscar, echado hacia atras en una silla y con sus dos pies desnudos sobre la mesa exigiendo que le traigan mas caldo entre los eruptos que enviaba mientras bebia una y otra cerveza con vodka, al acercarnos nos mira resoplando y exclama: Mierda, se han perdido la diversion, deberian haber visto la cara de estos mugrosos cuando me saque los zapatos, por mas que les di a entender que me habia lavado el mes pasado no quisieron escuchar razones y querian echarme pero les di a entender que era un buen chico y que era mejor que me dejaran tranquilo para poder terminar este pequeño bocado. Mientras decia esto le arrancaba la pierna completa a un cerdo que se supone seria la delicia del restaurante ese dia, al entender nosotros que lo mejor seria irnos antes que llegaran los policias militares le dijimos que andabamos apurados por llegar pronto a la mesa coja, esta vez Oscar no puso ninguna objecion y antes de irnos grita al cocinero y a los otros garzones que estaban atrincherados junto a un par de clientes en la cocina que volveria en la noche por su postre.
Fue asi como llegando a llorar de risa nos fuimos y al llegar a la esquina casi nos atropella el carro de la gendarmeria que se dirigia raudo al local, poniendo mucho esfuerzo logramos calmar con el profesor a Oscar, quien queria volver al local a golpear a los dogos de la policia.