El Reloj
Llevamos cerca de 45 minutos en el centro de Wurzbug,
es lo unico que podemos recorrer, la policia lo recorre todo
y estos dos soldados de uniformes oscuros son sospechosos a sus ojos,
para variar la historia de siempre, gente que intenta desertar.
Entramos a una pequeña taberna en donde no nos quieren vender alcohol,
se supone que los heroes deben ir sobrios a la lucha,
es lo que hacia Sigsfrido, aunque Wagner quiza ignoraba la realidad.
Miro mi reloj de pulsera, regalo de mi padre y perteneciente a un Frances,
recuerdo de la 1º Gran Guerra, igual la historia nunca se la crei,
por mas que nos juro en la casa que fue cierta, dice mas o menos asi:
"Y estabamos nosotros en las trincheras frente a la linea Francesa,
nuestro objetivo principal Verdun, puesto que era ahi la cosa,
necesitabamos darles un golpe fuerte justo donde mas les doliera,
aunque nosotros desconociamos la realidad, eramos pobres agricultores
y hasta ese momento la guerra habian sido solo escaramuzas menores,
asi que ahi estaba yo, tu padre, tiritando de miedo y preparando la bayoneta,
teniamos que hacer una carga de infanteria directo a las lineas francesas,
estabamos todos en las trincheras preparando la carga, nuestro joven teniente,
era que no, miraba por el pequeño periscopio y consultaba su reloj,
la verdad es que el silbato nunca lo senti,
solo me vi arrastrado por esa marea humana que gritaba su odio y miedo,
corrimos como locos hacia la primera trinchera que vimos y saltamos dentro,
nuestros compañeros caian segados como el trigo en Primavera,
la sangre corria por nuestras venas y golpeaba con fuerza en el corazon,
eramos fieras sedientas de sangre Francesa, eran ellos los que nos mataban,
la sobrevivencia era una sola y la vida necesaria y razonable,
hasta que paso lo que hasta hoy no me deja explicacion,
habiamos limpiado ya la trinchera mayor y ellos huian despaboridos,
nos sentamos unos instantes a descansar y fortificar las posiciones,
el contraataque era inminente y los refuerzos escazos, hasta que lo vi a el.
Debe haber sido unos 3 años menor que yo, una fea herida dejaba ver un pulmon
el que lo ataco con la bayoneta sabia lo que hacia y lo hizo bien,
sus ojos buscaron los mios y una suplica sin palabras salio de ellos...
...amigo me muero, somos los dos jovenes,
ninguno de los dos tiene la culpa de esto, ayudame por favor
lo unico que quiero es vivir y volver a mi hogar asi como tu.
Sin siquiera pensarlo extraje de mi botiquin un trozo de gaza y lo envolvi
algo paso pero cuando me miro nuevamente supo que iba a morir,
me miro y en su cara ya no habia miedo, odio ni dolor, me habia perdonado,
con sus ultimas fuerzas saco su reloj y me dijo: Merci Camarade.
Murio en mis brazos y desee que esta guerra nunca hubiese empezado.
Espero que este reloj no lo tenga que entregar yo asi ahora, que hago,
el hijo del antiguo dueño puede estar en el bando contrario,
espero no tener que yo cargar con la deuda de sangre de mi padre,
por suerte antes de que siga pensando cosas tragicas viene Oscar con dos jarras,
nuevamente su dicho de que el dinero mueve montañas a resultado cierto.
Llevamos cerca de 45 minutos en el centro de Wurzbug,
es lo unico que podemos recorrer, la policia lo recorre todo
y estos dos soldados de uniformes oscuros son sospechosos a sus ojos,
para variar la historia de siempre, gente que intenta desertar.
Entramos a una pequeña taberna en donde no nos quieren vender alcohol,
se supone que los heroes deben ir sobrios a la lucha,
es lo que hacia Sigsfrido, aunque Wagner quiza ignoraba la realidad.
Miro mi reloj de pulsera, regalo de mi padre y perteneciente a un Frances,
recuerdo de la 1º Gran Guerra, igual la historia nunca se la crei,
por mas que nos juro en la casa que fue cierta, dice mas o menos asi:
"Y estabamos nosotros en las trincheras frente a la linea Francesa,
nuestro objetivo principal Verdun, puesto que era ahi la cosa,
necesitabamos darles un golpe fuerte justo donde mas les doliera,
aunque nosotros desconociamos la realidad, eramos pobres agricultores
y hasta ese momento la guerra habian sido solo escaramuzas menores,
asi que ahi estaba yo, tu padre, tiritando de miedo y preparando la bayoneta,
teniamos que hacer una carga de infanteria directo a las lineas francesas,
estabamos todos en las trincheras preparando la carga, nuestro joven teniente,
era que no, miraba por el pequeño periscopio y consultaba su reloj,
la verdad es que el silbato nunca lo senti,
solo me vi arrastrado por esa marea humana que gritaba su odio y miedo,
corrimos como locos hacia la primera trinchera que vimos y saltamos dentro,
nuestros compañeros caian segados como el trigo en Primavera,
la sangre corria por nuestras venas y golpeaba con fuerza en el corazon,
eramos fieras sedientas de sangre Francesa, eran ellos los que nos mataban,
la sobrevivencia era una sola y la vida necesaria y razonable,
hasta que paso lo que hasta hoy no me deja explicacion,
habiamos limpiado ya la trinchera mayor y ellos huian despaboridos,
nos sentamos unos instantes a descansar y fortificar las posiciones,
el contraataque era inminente y los refuerzos escazos, hasta que lo vi a el.
Debe haber sido unos 3 años menor que yo, una fea herida dejaba ver un pulmon
el que lo ataco con la bayoneta sabia lo que hacia y lo hizo bien,
sus ojos buscaron los mios y una suplica sin palabras salio de ellos...
...amigo me muero, somos los dos jovenes,
ninguno de los dos tiene la culpa de esto, ayudame por favor
lo unico que quiero es vivir y volver a mi hogar asi como tu.
Sin siquiera pensarlo extraje de mi botiquin un trozo de gaza y lo envolvi
algo paso pero cuando me miro nuevamente supo que iba a morir,
me miro y en su cara ya no habia miedo, odio ni dolor, me habia perdonado,
con sus ultimas fuerzas saco su reloj y me dijo: Merci Camarade.
Murio en mis brazos y desee que esta guerra nunca hubiese empezado.
Espero que este reloj no lo tenga que entregar yo asi ahora, que hago,
el hijo del antiguo dueño puede estar en el bando contrario,
espero no tener que yo cargar con la deuda de sangre de mi padre,
por suerte antes de que siga pensando cosas tragicas viene Oscar con dos jarras,
nuevamente su dicho de que el dinero mueve montañas a resultado cierto.